El Análisis Bioenergético es una terapia psico-corporal que accede a la personalidad a través de la palabra, del cuerpo y de la relación, ya que entiende al ser humano como a una unidad en la que lo mental y lo físico están en constante interacción entre sí y el entorno.
El Análisis Bioenergético tiene sus raíces en el psico análisis freudiano y, particularmente en el desarrollo ulterior de Wilheim Reich, uno de los discípulos de Freud que fue el primero en integrar el trabajo con el cuerpo en la psicoterapia. Fue creado por Alexander Lowen que dedicó sus investigaciones a descubrir de que manera se organiza nuestra vida emocional, afectando al funcionamiento de nuestro cuerpo. Esta terapia nos permite entender como interactúa lo que sentimos, pensamos y lo que hacemos en nuestro permanente contacto con la realidad exterior, en nuestras relaciones interpersonales. Nos ayuda a identificar cuáles son los obstáculos cuando no alcanzamos a funcionar de un modo satisfactorio para nuestros objetivos y nuestros deseos.
La identidad de cada ser humano es el producto de un proceso siempre activo, cuyos fundamentos son las experiencias en los vínculos tempranos. Allí, en el entorno familiar hemos aprendido a vivir: a caminar, a relacionarnos, a modular nuestras emociones, a gestionar nuestro cuerpo, a conocer el mundo, a nombrarlo, etc. Hemos conocido el amor y el desamor, los límites, la comprensión y la alegría, pero también la hostilidad, el rechazo, la vergüenza, la manipulación, y hemos creado unos mecanismos de defensa para evitar el sufrimiento y el dolor. Todo ello configura el carácter de cada uno, o sea, unos patrones de relación y de conducta que perduran a lo largo de la vida tanto en nuestra manera de ser y de sentir como en nuestra manera de ver y percibir la realidad. Estos patrones filtran nuestra percepción, configuran nuestra manera de pensar y entender nuestra postura corporal, nuestra reacciones emocionales frente a las situaciones que nos llevan a la tensión o a la distensión, a la acción o a la retirada, etc. Pero los conflictos, las carencias y los traumas que ocurren a lo largo de la vida inciden en estos patrones con el riesgo de hacerlos ineficaces y/o convirtiéndolos en una limitación para el desarrollo personal.