Lo llamamos Análisis porque asumimos las tesis asentadas por el Psicoanálisis acerca del enorme peso de lo inconsciente en el devenir de todo ser humano. Y le añadimos el calificativo de Bioenergético, porque lo que suele estar más afectado no es lo mental, sino la propia energía vital. En el transcurso del desarrollo, y, sobre todo, en los primeros años, has podido pasar por momentos difíciles de mucho dolor o miedo, y entonces tú, como organismo vivo, tuviste que utilizar tus mecanismos defensivos naturales, especialmente el de encogerte para darte un refugio protector. O, quizás, el de esconderte muy dentro en tu interior, donde nadie te encontrara. Si la situación se prolongó durante más tiempo del soportable, es muy probable que esos patrones psicosomáticos de relación se quedaran incorporados en tu sistema vital. Entonces fueron útiles, pero, al quedarse fijados, pasaron a ser frenos reductores de tu vitalidad. Cuando, en la sesión terapéutica, se da un repaso al cuerpo, no hay quien se libre de encontrar tensiones en la nuca, en los hombros, en la mandíbula, en el diafragma, en la cintura… O mal funcionamiento de órganos internos, como la respiración, la digestión, la voz, la forma de mirar… O, en lo puramente psíquico, sentir confusión, vacío… Son restos de las antiguas murallas que hay que abrir ahora.
En las sesiones el trabajo práctico se enfoca en
la base biológica, porque, ante todo, eres un ser vivo, pero un ser vivo emocional-afectivo-pensante
en continuo desarrollo, necesitado de un entorno afectivo, de un espacio cálido
en el que sentirte seguro y apreciado. En la sesión podrás conectar una vez y
otra con la fuerza del deseo que te pide mejorar. Encontrarás que el primer
deseo, el más fundamental, es el de estar vivo de forma plena. Y, además, podrás
constatar que se produce cuando hay alguien con quien entrar en interacción, en
corriente, con todo tu ser. Todo eso será lo que te ayude, no sólo a superar
los síntomas concretos, sino a sentirte impulsado en la vida con más fuerza y
claridad.