14 de enero de 2014

Un paso detrás de otro


Queremos hacer algo nuevo, algo que enriquezca nuestras vidas.



Es un momento adecuado para decidir a que vamos a dedicar nuestro tiempo, y como queremos crear y/o cambiar/mejorar nuestra vida. Mejor algo que nos divierta y que nos proporcione un poco de oxígeno después de tanta tensión en el trabajo, en la familia, etc.

Comienzan también a proliferar los cursos, talleres, fines de semana sobre “Conózcase a si mism@”, “Inteligencia Emocional”, etc. Tengo que decir que yo soy la creadora de un curso de conocimiento y crecimiento personal.
Tod@s intentamos transmitir lo importante de no quedarnos estancad@s y potenciar nuestras posibilidades, de crecer. Tod@s tenemos  capacidades que desconocemos o aún conociéndolas desarrollamos poco. Muchas veces nos sentimos sin ilusión, sin motivación o como popularmente decimos “no nos sentimos llen@s” o “me siento vaci@”, “sin ganas”, “¿estaré deprimida?”.
Posiblemente no esté deprimida, estaré aburrida y desnutrida.
Es necesario distinguir entre ambos conceptos. La depresión es algo de más calado.
La Organización Mundial de la Salud la define como:
La depresión es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.
La depresión puede llegar a hacerse crónica o recurrente, y dificultar sensiblemente el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria. En su forma más grave, puede conducir al suicidio. Si es leve, se puede tratar sin necesidad de medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado o grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia profesional
Los profesionales clasificamos la depresión de la siguiente manera:
  • Depresión mayor
  • Depresión recurrente
  • Distimia
  • Trastorno depresivo.
Cada una de ellas tiene sus características que la definen y diferencian.
La depresión es el resultado de mucho tiempo de inhibición, bloqueo emocional, desorientación, falta de metas o finalidad en la vida,  dificultades en el ambiente familiar y en las relaciones sociales. Imaginaros una ameba (como tod@s sabéis es un animal unicelular ), esta se mueve con un movimiento pulsátil, se extiende y se encoge, se abre y se cierra, como el corazón o los intestinos o los pulmones. Todo nuestro organismo funciona de esta manera, pero si en cada ocasión que extiendo mis brazos para abrazar o mis labios para besar, recibo menos de lo que espero o más grave aún recibo un rechazo o un descuido de la otra persona, lo cual se puede sentir como “no me hace caso”, “no soy importante pare el/ella”. Me sentiré mal, fatal y en la siguiente ocasión la extensión de mis brazos para dar o recibir un abrazo será menor porque sobrevolara el recuerdo, quizás de manera inconsciente, de aquellos deseos que antaño fueron  frustrados. Y de esta manera y casi sin darme cuenta mis movimientos hacia el exterior disminuirán y viviré como una ameba pasa, con dificultades de relación con los demás, con dificultades de relación conmigo misma, con dolor emociona, físico y psíquico.  La dificultad no está en los otros, está en la manera que yo tengo de elaborarla, de enfrentarme a ella y de solucionarla.
Sentirse desnutrida no es estar deprimida, aunque algunos de sus rasgos pueden confundirse. Como la misma palabra indica, es falta de nutrientes emocionales que me ilusionen en la vida. Es frecuente que nos hagamos las siguientes preguntas: ¿cual es mi finalidad en la vida?, ¿para que estoy aquí?, o la típica frase ¿si yo me muriera todo seguiría igual?.  Efectivamente estoy desnutrida. “En los últimos tiempos me he dedicado poco a mi y poco a las personas mas queridas y me he alejado de todas las posibles personas y experiencias que podría haber vivido y conocido”. Tengo que detenerme y hacer revisión interna, una limpieza en casa y volver a ponerme en la vida. Tirar a la basura viejos esquemas que ya no me sirven, pero antes tendré que identificarlos, y a veces no es fácil.
Tanto salir de una depresión como nutrirme requiere dar un paso tras otro, pero pasos reales, no imaginarios, aunque no sepa exactamente hacia donde voy, en el camino lo encontraré.
Hay que ponerse en marcha.
Varios pasos a seguir:
1.  Querer estar mejor.
2. Decidir cambiar.
3. Identificar el malestar y/o el síntoma
4. Identificar mi patrón de funcionamiento.
5. Conocer el beneficio que estoy recibiendo del síntoma.
6. Si cambio, qué voy a perder y qué voy a ganar.
7. Identificar los objetivos y la meta.
8. Comenzar a hacer movimientos diferentes, aunque comience sin ilusión, dirigidos a conseguir alguno de los objetivos.
9. Identificar y disolver las resistencias al cambio.
10. Cada día un nuevo paso por muy pequeño que sea.
11. Llegar a la meta.
Solo si llegamos al final, nuestro esfuerzo, trabajo y tiempo, serán recompensados. Si nos quedamos en el camino, solo me sentiré desgastada y por lo tanto desnutrida y en el peor de los casos deprimida. Dejar las cosas a medias es una de las actitudes más frecuentes, es en estos momentos cuando nos encontramos con nuestras resistencias al cambio. Y es en estos momentos cuando no hay que desfallecer, sigamos paso a paso y conseguiremos la meta.

Por: Elena Guerrero
Psicóloga Clínica CV 692
Valencia. 

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