11 de septiembre de 2012

Nuevo grupo de Ejercicios Bioenergética y Diafreo



 
Buscaremos aflojar la rigidez, aumentar la expresión de nuestro sentir y encontrar la fuerza que facilite lo espontáneo para ir obteniendo más de nosotras/os mismas/os.
Con el aumento de la respiración profunda, de movimientos, desbloqueo y de posturas específicas de estiramientos terapéuticos- corrección postural, equilibrando nuestro cuerpo y así nuestra mente. 

Sesión abierta Jueves 18 oct., 20.00 has. Confirma asistencia.

Mariana Benetti. Telf. 655 523356
Centro Conepsión en Gran Vía, 55 -9, F. Madrid.

19 de julio de 2012

De la periferia al núcleo, del sí-mismo a los otros.

El presente trabajo fue presentado en el “Encontro Paranaense, Congreso
Brasileiro, Convivencia Brasil/Latinoamérica, organizado por el Centro
Reichiano de la ciudad de Curitiba, Brasil, y que se realizó en esa misma
ciudad del 22 al 24 de mayo del 2008.

Lic. Ana Krsul Lic. Liliana Dosoretz
Resumen:
“El espíritu de esta presentación tiene que ver con la propuesta de un viaje que
permita alojar al propio self, abriendo canales de conexión con los otros y con
el mundo externo.
En estas épocas de rupturas y quiebres narcisistas, proponemos trabajar desde
la conexión con espacios más profundos y esenciales del ser, en comunión con
los otros como facilitadores de procesos internos de contacto y percepción.
Intentamos construir un camino de ser autentico y verdadero, enfocado a
respetar los propios ritmos, las pulsaciones internas, para accionar desde
sensaciones y sentimientos regulados y entonados con el mundo externo y así
propiciar un modo más parecido a una danza suave que a la lucha en la
guerra”.
El título de esta presentación es a la vez esencia y dirección de nuestro trabajo.
Surge de la observación clínica de un sinnúmero de pacientes, de un modo de
trabajo primero desarrollado y enraizado en nosotras mismas y de nuestra
profunda convicción de la necesidad de organizar creativamente múltiples
herramientas con las cuales contamos.
Venimos de una formación bioenergética clásica, en donde el primer modelo de
trabajo clínico estaba basado en la idea de un yo instintivo siempre en lucha
contra un mundo exterior que podía arrasarlo, aplastarlo, inhibirlo, reprimirlo
(Reich, 1993) (Lowen, 1988, 1993). En los últimos años hemos incluido el
concepto de self en la comprensión teórica y clínica del paciente.
Comprendemos el self como: “una continuidad psico-corporal”…”Como
interfase entre lo biológico y lo social”… ”Como un conjunto de funciones
cointegradas entre sí”… (Guy Tonella, 2000).
El modo de abordaje para las patologías del self (como diferenciadas al
concepto clásico de “estructura de carácter) requirieron de la construcción de
un modelo de relación terapéutica que colocó en un sitio central la “implicación
ínter subjetiva del terapeuta” dándole al vínculo una especial fuerza de curación
(es en el vínculo del terapeuta con el paciente que hemos de desbloquear lo
inhibido; recuperar lo detenido para integrarlo a la fuerza vital; construir lo no
construido, etc.).
Nuestra propia preocupación por un abordaje que fuera superador de “el
trabajo uno a uno con pacientes individuales” nos condujo a crear un
dispositivo de trabajo grupal, que integrara lo clásico y lo novedoso del
encuadre bioenergético más una mirada espiritual sobre la relación de la
persona con su realidad (propia y circundante).
Tomando la idea de la periferia al núcleo, uno de nuestros objetivos es crear un
espacio de trabajo comparado al de un útero materno. Un ambiente que sea
facilitador, con paredes permeables pero firmes, que permitan el intercambio
con el exterior y a su vez reciban sin rechazo los impulsos vitales que surgen
del núcleo, de lo más profundo del ser (es decir del verdadero self).
Ese ambiente que facilita es para nosotros el grupo, como lugar que produce
un efecto multiplicador de las experiencias vitales más primarias.
El grupo es un espacio-útero que contiene, aloja, alimenta, hace crecer, etc, y
también un dispositivo de multiplicación y amplificación de lo propio en
resonancia con lo ajeno. Así vamos tejiendo una red energética, donde los
extremos del propio cuerpo y el contacto con los otros, son como manos que se
unen para crear y recrear viejas experiencias dolorosas y/o traumáticas en un
ambiente que permita imprimir nuevas huellas más amorosas, que habiliten la
expresión más libre y espontánea de los propios sentimientos, sin juicios de
valor ni críticas.
En este punto traemos a nuestro querido Winnicott cuando dice: “la tarea del
infante es la de habitar su propio cuerpo. Y puede hacerlo cuando el medio le
ofrece un sustento adecuado de nutrición y cuidado y no le exige recurrir de
manera prematura a sus propios recursos psíquicos aun inmaduros para
proveerse de seguridad para la supervivencia”. (Winnicott, 1989).
Metafóricamente hablando, “el infante” es equivalente de cada persona que se
acerca al trabajo buscando resolver viejos dolores y
“el medio” es equivalente del grupo.
Desde los orígenes de la vida humana el vínculo cumple un papel primordial en
el desarrollo de la persona. Por ejemplo, la manera en que somos alojados en
el útero materno imprime huellas esenciales que determinaran en gran parte el
modo de relacionarnos con el mundo externo.
En este punto de partida los vínculos primarios representan la base y la materia
prima de lo que en psicología llamamos el yo. (Tonella, 2000)
Todos en nuestra experiencia de vida atravesamos situaciones en donde
nuestro yo más esencial (verdadero self) no pudo expandirse y expresarse
como lo hubiéramos deseado. Así fuimos armando corazas, bloqueos
musculares, bloqueos energéticos que achican la experiencia de ser nosotros
mismos.
En el trabajo que proponemos “el otro” es una pieza fundamental, es quien va a
mostrarnos a cada instante, la hoja de ruta a seguir. Es con quien vamos a
poder plasmar las experiencias de ensayo y error hasta llegar lentamente a
encontrar los puntos justos de funcionamiento para cada uno.
Este ”otro” es quien nos va a enfrentar con los lugares personales en los que
estamos detenidos, y también quien dará permiso a abrir algunas cortinas que
por estar demasiado cerradas no nos permiten ver toda la luz y abundancia que
si hay.
Es desde ésta mirada de quiénes y cómo somos que proponemos un trabajo
en conjunto, de encuentro y contacto con uno mismo y con otros, para poder
dar un paso más en la tarea cotidiana de convertirnos en personas. Sobre esta
forma de pensar lo vincular es también posible construir nuevas experiencias
relacionales que animen expresiones de confianza y seguridad. Barbara
Brennan en su libro “Manos que curan” (Brennan, 1987) habla de la necesidad
de cada uno de amar y conectarse con otros seres humanos para nutrirse de
ellos, como algo opuesto a la experiencia de lo bloqueado y cerrado que aísla y
confunde.
Entendemos que toda esta práctica debe estar enraizada en la profunda
convicción y confianza desde la coordinación que éste es un camino posible.
Que más allá de los avatares (defensas y resistencias) que aparezcan en este
ambicioso tránsito, siempre existen como base de sostén, la confianza en el
proceso vital orgánico, en lo interelacional, y en la presencia energética más
amplia, vale decir, la apertura a niveles más elevados de conciencia que
conectan con el campo espiritual. Así la persona alejada de un ambiente
ansiógeno y enraizada en uno de confianza y seguridad, desatará los nudos y
bloqueos existentes para que la energía pulse y fluya libremente al servicio de
la integración, primero con uno mismo y luego con los otros.
Quisiéramos adelantar algo sobre el trabajo metodológico: en la primera fase
se trata de que el trabajo corporal sutil o de mayor movilización emocional
(respiración, trabajo corporal con bioenergética, meditación, visualización)
conduzca a un registro personal interno de movimientos pulsátiles, sensaciones
o emociones, para luego ser compartido en un ambiente de valoración y de
respeto por cada individualidad. En esta fase del trabajo, la tarea de la
coordinación es la de sostener y acompañar el relato personal de cada
experiencia acercando aquellas “percepciones” o “registros” que hayan podido
quedar como “invisibles” para cada integrante. Así se va armando un relato
propio que impacta en cada uno abriendo posibilidades de resonancias
multiplicadoras. Inicialmente hay dos dimensiones de trabajo: la corporal –
emocional – sensitiva y la del relato compartido, que van tejiendo una matriz de
identificaciones por semejanzas o por oposiciones, que funcionarán como útero
receptivo de cada individualidad, sin juicios y sin críticas. Esa matriz va a dar la
base para una profundización del trabajo hacia otra dimensión más sutil: la
apertura del propio campo de intuición ya no solamente de una realidad interna
(de la periferia al núcleo) sino de realidades externas (del núcleo recuperado,
reconstruido, revalorizado, a la periferia).
En esta fase, el trabajo se centra más en la posibilidad de construir una
inteligencia más intuitiva y sensible, y en el reconocimiento, valoración y
expansión de todo lo que pueda aparecer como recurso propio.
Deseamos tener la oportunidad de discutir más en profundidad cada uno de los
puntos que han quedado aquí planteados, compartiendo ejemplos prácticos de
nuestro trabajo con el grupo, así como acercarles un poco de la experiencia del
trabajo grupal, en el espacio de trabajo vivencial que tenemos organizado
dentro de este Congreso.
Referencias bibliográficas:
- Reich Wilhelm: Análisis del Carácter - Ed. Paidos 1993
- Lowen Alexander: El lenguaje del cuerpo, Ed. Herder 1988
- Bioenergética, Ed. Diana 1993
- Hilton Robert: La pasión y la persona, Reich encuentra a
Winnicott The Clinical Journal for Bioenergetic Analysis – Vol 10 1999
- Tonella Guy: El sí mismo interactivo, The Clinical Journal for Bioenergetic
Analysis Vol 11, 2000.
- Winnicott Donald: Exploraciones Psicoanalíticas, Ed. Paidos 1989

28 de junio de 2012

El estrés mata, tres métodos simples para inhibirlo.


Los zoólogos parecen tenerlo claro. En el mundo animal, en los mamíferos superiores, cuando un animal pierde su lugar en el sistema jerárquico de la manada, cuando es rechazado, entra en situación de estrés, enferma y muere. No tener un lugar, no poder desarrollar una identidad definida le hace entrar en un estrés interno que le enferma. Sin embargo, este proceso que para los zoólogos aparece tan claro, cuando se trata de humanos suele comprenderse solamente en el plano teórico. Solemos olvidar que somos animales mamíferos
El estrés enferma, el estrés mata
Mata a fuego lento. Las hormonas y neurotransmisores que se segregan en una situación de estrés, tensan los músculos, dificultando todo tipo de circulación, estimulan el cortex cerebral y el corazón, actúan sobre la función hormonal y condicionan la recarga de nutrientes. Cuando se vuelve crónico, queda poco espacio para la recarga y el sistema de defensa, con el tiempo, se agota. Es un estado que no puede ser mantenido indefinidamente. Sin embargo l@s human@s, mantenemos ¡tantas y tantas veces! situaciones de estrés durante ¡tanto, y tanto tiempo!... y nos sorprendemos cuando nuestro organismo empieza claramente a dar señales de alarma.
Entonces nos fijamos en el síntoma y estudiamos nuestro cuerpo a trocitos; para así ir mitigando cada uno de sus efectos. Sin embargo la solución está en abrir los circuitos cerrados, buscar las causas y encontrar la forma de resolverlas o evitarlas.
Pero el proceso puede, a veces, ser difícil y lleva tiempo; sobretodo cuando este estrés es emocional y las causas que lo provocan son difíciles de detectar por una misma; o bien si proviene de mecanismos y condicionamientos aprendidos muy atrás, en la infancia y que, al no ser resueltos, continúan actuando. Mientras tanto, mientras buscamos sus orígenes, es posible disminuir sus efectos destructivos utilizando simples métodos para cortar la subida del estrés.
Y, aunque nada sustituye la resolución de los problemas, parar la espiral de estrés permite tener la cabeza más lúcida y los sentidos menos embotados, permitiéndonos, así, ver y sentir con más claridad. Y cuando la subida del estrés provoca síntomas tan omnubilantes como la opresión, las crisis de pánico, las taquicardias etc… puede, en estos momentos, resultar muy importante tener una herramienta de ayuda que sea eficaz y no dependa más que de una misma.
Tres son los métodos de autoayuda que voy a proponer aquí. Pueden utilizarse juntos o por separado, dependiendo de las circunstancias y la facilidad de cada una.
1. La salivación
De las dos funciones, en balanza, del sistema neurovegetativo, es la simpaticotonía la que predomina durante el estrés. Es la función que prepara nuestro organismo para la defensa o la huída. La salivación es una función del parasimpático, la otra polaridad de la balanza. Por lo tanto si logramos activar esta función el resultado no es solamente local sino que induce a la balanza neurovegetativa a inclinarse hacia este segundo polo. Éste es el polo de la digestión, de la asimilación de nutrientes, del funcionamiento hormonal. Del relajamiento mental.
La salivación, además, también ayuda a bajar el nivel de acidez del cuerpo que el estrés produce. Nuestras glándulas salivares están situadas en el fondo de las mejillas aproximadamente debajo de los oídos unas, y debajo del mentón la otra.

Pasos a seguir para activarlas:
1º.visualizar, sentir o imaginar la presencia de estas glándulas.
2º.Intentar relajar esas zonas como si quisieras dejar espacio para que puedan funcionar sin presión y segregar saliva Las puedes visualizar como si fueran esponjas que van dilatándose y ablandándose. Como si abrieras el paso de una fuente. Relajar la lengua, dejándola ocupar mucho espacio en la boca, te ayudará.
3º.intentar sentir o imaginar saliva fluida en la boca:
- Sentirla tapizando el interior de las mejillas.
- Envolviendo las encías.
- Envolviendo la lengua. Si has logrado llenar tu boca de saliva fluida, en este momento habrás conseguido invertir la función del sistema neurovegetativo.


El estrés provoca otro tipo de saliva, seca y pegajosa. Por eso, la salivación no debe forzarse. Se consigue mediante el soltar, la apertura, el dejar fluir; lo que requiere una actitud diferente que el obligar, el hacer. Si el intento se convierte en un apremio, provocaremos más bien una saliva simpática. Nuestra boca debería estar húmeda la mayor parte del día. Aunque no sea la panacea, ayuda a mantenernos en un estado de calma y de claridad y a conservar nuestro organismo en mejor estado de funcionamiento. Y podemos así, guardar los sistemas de alarma para cuando sean realmente necesarios. Para muchas, esto implica cambiar una dinámica; porque, sin darse cuenta, muchas personas utilizan el estrés para estimular su cortex cerebral (es una de las funciones del estrés) y poder pensar, así, con más rapidez.
Cuando la hayas practicado durante un corto período, verás como la salivación se estimula cada vez de forma más rápida. Finalmente bastará que pienses en ella. Será entonces cuando resultará fácil utilizar este sistema en los momentos difíciles.


2. Canalización energética al Hara
El Hara es un centro energético situado en el centro de la pelvis, más o menos tres dedos debajo del ombligo. En muchos métodos de meditación es considerado como centro de estabilidad, serenidad y calma. Desde un punto de vista energético y según las teorías reichianas es el centro, donde a los tres años aproximadamente, debería anclarse la energía, siguiendo el ritmo de la maduración del sistema nervioso. Esto suele ser así, si, hasta entonces, el desarrollo armonioso no ha sido demasiado perturbado por carencias o traumas. Desde un punto de vista físico, también es un lugar de equilibrio puesto que aquí se sitúa el centro de gravedad de nuestro cuerpo. Y, al nivel fisiológico, encontramos en el punto del Hara el centro de la vida: el útero en las mujeres y la próstata en los hombres.


Sin embargo, la tendencia al reflujo de la energía hacia la cabeza, ausentándonos, de alguna forma, de nuestra pelvis, es un mecanismo de defensa muy común. Es una experiencia que casi todas hemos vivido, con más o menos frecuencia, más o menos conciencia, en situaciones de estrés, de esfuerzo, o de intensa emoción contenida. Una forma de desconectar de la intensidad de los mensajes que los sentidos nos mandan. Para muchas, es conocida esta sensación de presión o calor en la cabeza o en el cuello, e incluso la pérdida de la conciencia de la presencia del resto del cuerpo. Y, esta tendencia que es visible en una lectura corporal, para algunas se ha convertido en algo estructural, en un hábito defensivo tan habitual que ya no se reconoce. Por esto, al disminuir la presión puede producirse, a veces una sensación de mareo debida a la descompresión. Una forma de bajar esta tensión, de redistribuir esta presión, que se intensifica en las situaciones de estrés, será aprender un sistema que nos ayude a buscar, de nuevo, la bajada del movimiento energético hacia la pelvis. Lo que llamo la respiración en el Hara es uno de ellos. Aunque se puede utilizar estando en cualquier posición, en cualquier situación, para el aprendizaje, será mejor buscar una posición en la que puedas estar relajada: sentada o acostada.

1º paso: llevar la conciencia a la percepción de la presencia de la pelvis (nalgas, vientre, caderas, genitales, ano, órganos). Será más fácil percibirla en el momento de la espiración, porque es el momento de mayor sensibilidad.
2º paso: visualizar, imaginar, en el interior de la pelvis, y de izquierda a derecha, de una cadera a la otra, algo parecido a un muelle o un acordeón.
3º paso: respirar imaginando, al revés de lo que espontáneamente surgiría, que este muelle o acordeón se abre y se expande hacia los lados en la espiración (salida del aire), y se recoge de nuevo hacia el centro en la inspiración (entrada del aire). Cuanto más prolongados y menos forzados, sean los movimientos inspiratorio y espiratorio, más eficaz será.
Este movimiento reproduce el movimiento de expansión -contracción de la energía. No es tanto un movimiento muscular, sino más bien un movimiento energético, poco visible desde afuera. Si el estrés es tan intenso, que no permite ninguna concentración, sirve también simplemente imaginarlo, y, aún, inducirlo, si ya se ha practicado, reproduciéndolo con las manos sobre el vientre.


3. Apertura del punto vago
Este punto, que he llamado el Punto Vago, está situado en su localización más externa en lo que se llama la fosa supra- esternal y que es el hueco que podemos tocar cuando termina el hueso del esternón, en la parte anterior del tórax, antes de empezar el cuello. Este punto que por su situación está en relación con músculos, vasos y nervios muy importantes, tiene la particularidad que al abrirse y soltarse tiene repercusiones en casi todo el organismo.
El que esta zona esté más o menos hundida, con más o menos tensión interna, interesa a casi todas las funciones del cuerpo. Uno de los efectos logrados, al soltar el exceso de tensión en esta zona, es la relajación de un músculo profundo llamado Constrictor Faríngeo, y la liberación de la presión sobre los troncos de dos nervios muy importantes a la hora de disminuir los efectos del estrés: el largísimo nervio neurovegetativo, el Vago, que inerva las vísceras y el Nervio Frénico que inerva el diafragma.
Lograr soltar la tensión en esta zona puede producir unos efectos muy importantes como, entre otros, liberar la respiración y a la vez cambiar la polaridad del neurovegetativo sobre las vísceras. Oponiendo la función vagotónica (de recarga y relajación) a la simpaticotónica (de defensa y acción). Y, hay una forma relativamente simple de conseguirlo.
1º paso: buscar el hueco supraesternal. Colocar en él la yema de un dedo.
2º paso: en la espiración, empujar suavemente la yema del dedo con los músculos del interior de la fosa supraesternal. Este pequeño movimiento debe ser muy local y hacerse con la menos fuerza posible; más bien con la concentración y la conciencia. Debemos sentir que se activa un pequeño músculo que está bajo el dedo. Sin que participen en este movimiento los músculos de la cara, de la nuca o de los hombros. Se trata de una apertura, no de un esfuerzo. Aunque, en caso de estrés acentuado se hace, de inicio, de la forma que sea posible.
3º paso: Aunque este pequeño movimiento puede lograrse en cualquier situación, si lo ejercitas en una posición relajada, sentada o acostada, concentrándote un poco en sentir su efecto en la espalda, la respiración y las vísceras, su alcance será aún mayor. De esta forma podrás comprobar con facilidad como su acción llega hasta el Periné (musculatura de la entrepierna).
El concepto básico en estos métodos es abrir, dejar fluir y permitir que el proceso se haga. No tanto esforzarse y hacer sino estar concentradas en la atención y la intención.


En Diafreo utilizamos estos métodos como complementarios a un trabajo de estiramiento de las cadenas musculares, de localización de bloqueos y tensiones y de liberación de sus significados y expresión. Sin embargo estos procedimientos, que en principio expongo aquí como una medida de urgencia, practicados con constancia, pueden llevar también a un cambio dinámico que se podrá apreciar en la musculatura, en el funcionamientovisceral, en la circulación energética y en la liberación de los sentidos. Y con todo ello tener una percepción menos condicionada de nosotras mismas y de la realidad que nos envuelve.
Estas prácticas pueden resultar útiles también como complemento a cualquier tipo de terapia, bien sea verbal o corporal y en las técnicas de meditación, pues facilitan el acceso a un estado de conciencia más perceptivo.
Malen Cirerol
Terapeuta de diafreoterapia

22 de junio de 2012

Libro recomendado



LA MADUREZ DE EVA
Una interpretación de la ceguera emocional.
Autora:
Alice Miller 
 Cuando Dios creo el Jardin del Eden, concibio una situacion cruel. Obsequio a Adan y Eva con el Arbol de la Ciencia, pero les prohibio saborear sus frutos. El Padre supremo castigo la desobediencia de sus hijos infligiendoles grandes sufrimientos y dolores. Este paraiso donde la sumision se considero una virtud, la curiosidad un pecado y el desconocimiento del bien y el mal un estado ideal tiene similitudes fatales con el que suele albergar el principio de la vida humana y que comunmente calificamos como el paraiso de la infancia; . Cada vez que el nino desobedece los mandamientos de los padres dioses, es castigado, cuando no azotado, y por si fuera poco se le hace creer que es por su propio bien. Pero ?que sucede con la ira y el dolor que este nino debe reprimir si, ademas, le obligan a aceptar el maltrato fisico y psiquico como una obra de caridad? Las primeras experiencias emocionales dejan huella en el cuerpo, se codifican como un tipo determinado de informacion y, al llegar la edad adulta, influyen en nuestra forma de pensar, sentir y actuar, aunque sea inconscientemente. El resultado acostumbra a ser la aparicion de un circulo vicioso de la violencia. Alice Miller nos muestra, en su ultimo libro, como se puede romper este circulo y como puede surgir una conciencia mas profunda a partir del conocimiento emocional de la historia de cada uno. La madurez de Eva nos aclara las causas de emociones a menudo incomprendidas y nos indica, por el bien de las generaciones presentes y futuras, como abandonar una infancia atormentada de la que no somos culpables. Desde la publicacion de El drama del nino dotado, Alice Miller ha intentado explicar en todos sus libros que la violencia infligidasobre los ninos revierte en algun momento sobre la sociedad...................
Cubierta delantera

Estamos de acuerdo en que lo que ocurre en el cuerpo afecta necesariamente a la mente, pero esto no tiene nada de nuevo: Lo que yo sostengo es que los procesos energéticos del cuerpo determinan lo que ocurre en la mente, lo mismo que lo que ocurre en el cuerpo mismo.
Alexander Lowen